Innovación y Startups

Startups camello se erigen como las favoritas para sortear el actual escenario de ajustes del ecosistema chileno

Expertos señalan que si bien el país requiere unicornios, en el contexto actual hay que fomentar startups sostenibles, menos intensivas en inversión y con herramientas para sortear una tormenta.

Por: Anais Persson | Publicado: Lunes 26 de febrero de 2024 a las 04:00 hrs.
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Tras la pandemia, muchas startups, en Chile y el mundo, debieron ajustar sus modelos y planes de crecimiento, mientras que en paralelo, los inversionistas comenzaron a elevar los requisitos y apuntar a emprendimientos con estructuras de negocio más robustas y sostenibles para dirigir sus recursos.

Hasta ahora, la clasificación de startups de base científico tecnológica se basaba en su valor de mercado, la que incluye a los unicornios -valoradas en más de US$ 1.000 millones, y otras como centauros -US$ 100 millones- y ponies, US$ 10 millones. Sin embargo, este nuevo escenario está dando paso a una nueva forma de categorizarlas, ya no por su valoración, sino por otros factores, como el modelo de negocio, donde comienzan a destacar las empresas camello.

La vicepresidenta de Nowport y ex CEO de Nubox, Carolina Samsing, explicó que estas startups “son capaces de cruzar el desierto con necesidad de poca agua”, es decir, no requieren una inversión constante, a diferencia de los unicornios, que priorizan el crecimiento “a toda costa”. “Por este motivo ganaron presencia en el mercado en un periodo en cuál se contrajo la inversión y han replanteado la dirección a tomar en el futuro”, dijo.

Ejemplos de este tipo de empresas en Chile, serían la fintech Fintual, la empresa de economía circular Algramo, el software de gestión para pequeñas y medianas empresas Nubox, y la logistech Beetrack.

Carolina Samsing, vicepresidenta de Newsport. Tadashi Takaoka, consultor y exgerente de emprendimiento de Corfo

Los unicornios, en tanto, comentó, Tadashi Takaoka, consultor en innovación y exgerente de Emprendimiento de Corfo, son animales mitológicos que se materializan como rarezas en este ecosistema y quienes, debido a sus innovadoras propuestas, han gozado de la atención de los inversionistas.

Ejemplos chilenos son la foodtech NotCo, la logistech Cornershop, y la insurtech, Betterfly, todas basadas en tecnología.

“Sin embargo, se han puesto en cuestión frente a un nuevo escenario que da cuenta de lo frágiles que pueden llegar a ser”, dijo Takaoka.

No obstante, afirmó que es necesario contar con unicornios, porque los países crecen por cambios tecnológicos en sus industrias.

“Las grandes empresas establecidas no pueden hacerse cargo de ese salto disruptivo, ya que no cuentan con la velocidad necesaria al tratarse de compañías tan complejas”, dijo.

Precisó que estos no deberían componer más del 5% y que el grueso de las empresas se enfoquen en ser más sostenibles en el tiempo, con una mentalidad de crecimiento global, pero de una forma tipo camello.

“El Estado de Chile debería pensar en qué modelo quiere tener a futuro. Si va a apostar por la sostenibilidad de empresas a largo plazo o va a querer forzar que haya más unicornios, lo cual en ningún país está demostrado que sea un modelo sostenible, sino que hace que solo gente rica se haga más rica, pero no necesariamente afecta positivamente en la inequidad del país”, dijo Takaoka.

Samsing, en tanto, señaló que las startups deben centrarse en sus clientes, más allá de un crecimiento ágil. “Los camellos tienen estas pestañas largas para que puedan seguir viendo cuando hay tormentas. Acá es lo mismo, ya que tanto las tendencias como los clientes cambian y los camellos siempre tienen como centro focal de crecimiento a los clientes (...) En el fondo hay una fugacidad relacionada a las tendencias y al estado macroeconómico, mientras que los camellos van tranquilos, generando un buen negocio y resolviendo un problema”, afirmó Samsing.

También señaló que se han dejado de lado indicadores clave como el Ebitda y las cajas, los que deberían “ser retomados, más aún en contextos difíciles”.

Añadió que, independiente de las metáforas , “al final, un buen negocio siempre va a tener un dolor claro que está resolviendo para un cliente definido, el cual está dispuesto a pagar un producto o servicio. En eso nos tenemos que volver a enfocar”, dijo.

Una nueva mentalidad

Takaoka comentó que la llegada de las startups cambió la forma de percibir a los emprendimientos, ya que antes lo importante para los inversionistas eran las utilidades de la empresa, pero después se empezaron a fijar en su valor. Sin embargo, la pandemia trajo a cuestionar esta línea y, como resultado, apareció el concepto del camello.

“El discurso fue tan invasivo que daba la sensación de que todo el que emprendiera tenía que hacer una startup. Ahí es donde empieza el cuestionamiento de si tal vez deberíamos tener modelos menos agresivos en crecimiento, más sostenibles y que duren mucho tiempo con su dinero hasta que generen valor real”, explicó.

También dijo que se requieren cambios en la industria, porque los fondos de inversión de riesgo acostumbran prometer grandes multiplicadores del capital de los inversionistas, razón por la cual a una startup con un crecimiento más lento le va a costar acceder a financiamiento. A pesar de que existen soluciones como los fondos de impacto, explicó que no tendrían tanta capacidad de absorción si no se regula el ecosistema.

Samsing afirmó que los inversionistas están empezando a valorar más startups tipo camello, algo que antes se veía “poco sexy”, hoy se plantea como una buena alternativa a seguir a futuro.

“Muchos de los inversionistas exigían ver estos crecimientos explosivos o estas métricas que subieran de forma explosiva. Hoy se está corrigiendo el mercado (...) No es que se incentive a que crezcan menos, pero sí exigen crecimientos más razonables de una forma más sustentable”, señaló.

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